El Estado Abierto es un modelo de gobernanza que propone el diálogo y la colaboración entre la sociedad y sus autoridades para resolver problemas que afectan a la población, con base en la transparencia de la información y la participación ciudadana efectiva.
Bajo este esquema, organizaciones civiles, la academia o la ciudadanía en general, pueden construir con las diferentes autoridades del Estado (poderes ejecutivo, legislativo y judicial; gobiernos municipales; y organismos autónomos), acciones, programas o políticas innovadoras que atiendan demandas socialmente relevantes. A partir de diferentes líneas de trabajo como el Gobierno Abierto, el Parlamento Abierto y la Justicia Abierta, se amplían e incrementan las posibilidades para que:
Las decisiones cuenten con mayor legitimidad;
Las políticas públicas, las leyes y el acceso a la justicia resulten más eficaces; y
La relación entre ciudadanía y gobiernos se renueve.
En conclusión, el Estado Abierto es una poderosa herramienta para fortalecer la democracia y mejorar la calidad de vida de las personas.